febrero 26, 2008

De por qué veo lo que veo

A no engañarse por el título de este posteo, no voy a escribir sobre mis problemas a la vista, o de que estoy teniendo alucinaciones, o de que mi punto de vista sobre la vida es tan único y especial, oj oj oj... no señores, voy a escribir sobre... PELÍCULAS!!!

Lo que pasa es que si el año pasado lo que creció fue mi biblioteca, este año la cosa va por el lado de mi colección de pelis. Primero, porque junto con el cambio de trabajo, recuperé a mi dealer de hace un par de años, y porque además ¿Es idea mía o el rubro DVD's acusó el golpe de la piratería y está demasiado barato?
Anyway, el asunto es que revisando mi filmoteca, me puse a pensar (porque sí, de vez en cuando lo hago) en por qué compro lo que compro. Y no son películas que me traigan recuerdos (de hecho, suelo no acordarme de con quién vi qué película), o sólo clásicos o cine de autor (porque hay gente que lo hace, de puro presuntuosa) o estrenos pirateados con los que quiera arriesgarme (porque puedo quedarme con algo que definitivamente no me gustó).
Básicamente - y aquí no creo estar aplicando un criterio demasiado extraordinario - mi colección de pelis se compone de cintas que en su momento, o me dejaron marcando ocupado, o me entretuvieron muchísimo, tanto como para verlas una y otra vez... películas que terminé de saborear harto rato después de que pasaran los créditos finales. Pero para no dar la lata de ir título por título, voy a ir por categorías... inventadas por mí, obviamente. Y dice así:

- Categoría "Qué-fue-eso": son películas que, más que dejarme marcando ocupado, me activaron la contestadora automática, onda "no estoy, deje su mensaje". En este rubro califican Delicatessen, que me dejó con la sensación de ser demasiado para mi joven cerebro de 17 años; El Abogado del Diablo, que me dejó con hipo; Amén, que me dejó con lloradera (Mathieu Kassovitz de cura, no me pueden hacer eso) y Nueve Reinas, que me dejó con ganas de ser estafadora.

- Categoría "Soy tu groupie": son esas películas que incluyeron lectura previa de las novelas o los cómics en las que están basadas, identificación con alguno de los personajes, compra de merchandising e incluso fabricación de éste (gracias Ale por la bufanda de Gryffindor)...o sea, engrupimiento descarado. Resumiendo, son El Señor de los Anillos, Harry Potter, Batman (Regresa e Inicia) y X-Men... aaaunque, en el caso de estas últimas dos sagas, tengo que agregar el factor hormonal, lo que nos conduce al siguiente tipo de película.

- Categoría "Ohmaigosh": Con Batman definitivamente me pasan cosas... no sé si es el hecho de que es un simple mortal, el traje negro, la cosa del enmascarado, la personalidad atormentada... pfiu, mal, y peor si lo interpreta Christian Bale. Misma historia con Wolverine/Hugh Jackman, he llegado incluso al extremo de calificar sus mejores apariciones y repetir las escenas hasta que se me pasa la hiperventilación. Es nada más que por esa razón por la que tengo El gran truco, Scoop, Kate & Leopold y Alguien como tú. Y las otras que entran en esta categoría son Drácula 2000 (ay qué vergüenza) y 300, cuya razón de ser tiene nombre y apellido: Gerard Butler... ya, está bien, 300 va más allá de él, pero era sólo para ilustrar el nivel de adoración.

- Categoría "Creo que voy a llorar": simplemente porque son bellas y porque te hacen creer por un rato que la vida es justa (buaaahhh... ejem, perdón), aquí entran Amélie, Las Alas del Deseo y Tan lejos, tan cerca. De hecho, con las de Wenders me pegué tanto que las usé un par de veces para hacer trabajos en la Universidad, unos volones dignos de Cahiers du Cinéma. Y cuando supe que Amélie y Delicatessen eran del mismo director, me puse a ver todo lo poco que encontré de él (no, Alien IV no, las otras...).

- Categoría "Vocacionales": o "Películas para Periodistas", esas que a la mayoría del público le parecen interesantes, pero que a los que estudiaron periodismo los iluminan y les parece que estuvieran hablando de ellos (si, hay bastante de egocentrismo en la profesión). Aquí entran El Ciudadano Kane - o una de las tantas lecturas que se puede hacer de ella - Todos los hombres del presidente y Buenas noches, buena suerte (qué-bella-película, no hay caso con el blanco y negro).

- Categoría "Ay, pero qué jajá": aquellas que activan mi particular, hereje y un tanto torcido sentido del humor. Alta Fidelidad no es muy torcida, pero tiene unos personajes bastante disfuncionales que son notables (y además, me encanta Cusack); también están Dogma y Divinas Tentaciones, que son de aquellas por las que deberían excomulgarme - aunque no estoy segura de que el catolicismo esté enterado de que al menos en los papeles, sigo en sus filas - y finalmente, Cómo perder a un hombre en diez días, la mejor caricatura de una mina odiosa que he visto en mi vida, y la mejor definición de aquello en lo que hay que evitar transformase, niñas.

Hay más, obviamente, pero no voy a revelar mis placeres culpables, así que lo dejaré sólo en mis títulos favoritos... ¿Y usted, qué tiene en su filmoteca, ah?

febrero 20, 2008

¡¡¡Porque Paulam tienem Festivalm!!!


No hay caso. Cada año que pasa me quedo esperando a que ocurra el milagro y el Festival de Viña tenga al menos UN número completamente de mi gusto. Está bien, hago un mea culpa: los artistas que escucho ni siquiera se toman la molestia de poner a Chilito en sus agendas de viaje, así que menos los van a traer por una noche toda mezquina.

Pero como soñar es gratis, y como al final igual voy a terminar mirando los condoros de Sergio Lagos y envidiando los vestidos de la Tomicic, entonces decidí armar mi propia parrilla programática festivalera, algo así como el Festival de Paula en el Mar (...arriesgando burlas del respetable público bloggero, por mis gustos musicales un tanto bizarros). Así que aquí vamos.

Primera Noche, "Griterío y desmayos al por mayor": el único de los artistas que vienen este año y que me gustaría que estuviera en MI Festival personal es Miguel Bosé. Ya, está bien, ha venido cuatrocientas mil ochocientas dos veces, casi le podemos contar los kilos que ha subido en cada visita, pero es sandía calada, qué le vamos a hacer. Y para rematar, lo pondría en la misma noche con Luismi... a ellos dos nomás, nada de número de apertura, competencia, presentación de jurado,"marlenazos"...nada. Sólo ellos dos, imagínense: públicos completamente afines y vendedores ambulantes felices por la enorme cantidad de cintillos, posters, poleras, banderas y los infaltables cojines pasa-rollos con la cara del artista que venderían. La Cruz Roja tendría más pega que para el 18 y el Año Nuevo, pero estoy segura de que al menos el contingente femenino lo pasaría bien.

Segunda Noche, "Anglo Posh": para este show yo subiría cara de palo los precios de las entradas, y estoy segura de que el "target" estaría dispuesto a pagarlo. Porque Lisa Stansfield vino a Chile hace como cuatrocientos mil ochocientos dos años (jaj, me encanta ese número), a San Carlos de Apoquindo; así que se enteraron Mary Rose, Julita y sus amigas del club de bridge, y sería. Y si además, "le lleva" el talento más reciente, digamos Michael Bublé, tienes garantizado que Mary Rose, Julita y sus amiguis se peguen un F5 en sus gustos musicales y lo pasen divino, divino con este chiquillo tan dije. Estaría lleno de peloláis de segmento adulto, pero no importa, me consuela la cantidad de páginas que conseguiría en Caras y Cosas.

Tercera Noche, "Desde el más allá": esta sería lejos la noche más cara de producir. Porque resucitar a los muertos definitivamente sería un trámite considerablemente ostentoso... imagínense la cantidad de permisos de sanidad que tendría que conseguir, para asegurar que el cadáver no se nos vaya a terminar de descomponer en escena. Pero bueno, lo que importa es su música, así que se aguantan el olor a podredumbre no más. Edith Piaf sería mi primera prioridad, le consigo jóvenes acompañantes, litros de morfina, a la Marion Cotillard para que sea su doble, lo que quiera con tal de escuchar "Non, je ne regrette rien" en vivo y en directo... para llorar. Y aunque todavía tiene integrantes vivos y funcionando, Queen sin Freddy Mercury no es lo mismo... y ahí si que me ganaría el cielo, porque mi amiga Ale me adoraría por el resto de su vida.

Cuarta Noche, "Especial Boysbands": esta sería la noche de los placeres culpables, así que se haría sin acceso para la prensa, porque no creo que haya mucha gente dispuesta a salir en la tele o en el diario chillando por grupos que tienen videos francamente vergonzosos, que no son precisamente un aporte a la historia de la música y que no duraron más allá del cuarto disco. Pero no importa, me gustan igual, y los que vendrían a MI Festival personal han seguido sacando discos, así que están actualizaditos... ya no les da el cuero para cantar y bailar al mismo tiempo, pero siguen conservándose bastante bien. Take That para abrir y Backstreet Boys para cerrar, y después de eso no puedo hablar en dos semanas de tanto chillar.

Quinta Noche, "Se armó la fiesta mierrr": para esta noche se prohibirá la entrada a quienes hayan nacido después de 1980, y que no sepan quién es Cindy Lauper (lo siento por tu hermana chica, Bárbara) o no hayan tomado bebida Free. Garantizo ausencia total de pokemones, emos, oshares, otakus y todas esas tribus que me hacen aflorar el lado nazi; pero lo que no podría asegurar es que alguien de tu mismo sexo no te haga cambio de luces. Abren la noche los Erasure, con la pinta más gay que encuentre Andy Bell (plumas, lentejuelas, colaless, me da lo mismo; a él se lo aguanto) y cierra ella... la única, la incomparable, imitada pero jamás igualada, la señora "tengo tanta plata que de puro aburrida, ahora voy a hacer películas": sip, la mismísima Madonna.

Para los que se entusiasmen con mi programación - y considerando que es absolutamente imposible que tan magno evento llegue algún día a concretarse - estoy pensando seriamente en juntar videos en vivo de todos estos artistas, pegotearlos con imágenes del Festival, trucar las presentaciones de los animadores y voilá!!!... lleve su DVD del Festival de Paula en el Mar!!!. Pobre del que lo suba a Youtube eso sí, porque lo acuso por violación de derechos de imagen.

febrero 11, 2008

Cambio de trabajo (comedia en cuatro actos)

PRIMER ACTO: Lunes al mediodía, en el trabajo nuevo. Me habían citado, supuse, para las formalidades y el papeleo previo.

- ¿Y en qué situaciòn contractual estás con tu otro trabajo? - el nuevo jefe está apurado; como todos los jefes, necesita las cosas "para ayer".
- Mañana pretendo presentar mi renuncia, porque es día de pago, entonces quiero asegurarme con eso primero.
- Ya, porque necesitamos que eso esté en regla lo más pronto posible.
- En todo caso, yo estoy disponible desde mañana mismo.
- ¿Mañana? No, vamos a empezar ahora mismo: de aquí al viernes tienes que estar manejándote perfecto en esto.
- ...(glup)... ah, OK...

El Primer Acto termina ese día como a las ocho de la noche, con una libreta llena de apuntes y una cabeza revuelta con tanta información.

SEGUNDO ACTO: Martes, cuatro de la tarde, en el trabajo antiguo.

(En la recepción)
- ¡Hola poh! ¿Qué hacís acá, no estabai de vacaciones? - la cara de sorpresa de mi compañera estaba como para cámara escondida.
- Vine a presentar mi renuncia...
- ¡¡¡Qué!! Pauli no, espérate, no la presentes... te iban a echar igual...
- ¡¡¡Qué!!! (así que con esas andamos...) No, no me puedo esperar, así que nada que hacer, les voy a facilitar las cosas.
(En la oficina del antiguo jefe)
- Don..., vengo a presentarle mi renuncia. Hace algunos días surgió una oferta laboral que me conviene económicamente y que me va a permitir hacer algo distinto a lo que he venido haciendo hasta ahora en radio. Así que decidí tomarla...
- Bien pues, buena suerte entonces...
- (¿Y eso sería todo? ¿Nada de "gracias por todo", "fuiste un gran aporte"? ¿Ni siquiera una actuación para disimular las ganas que tenían de echarme?)... Eeehhh, gracias... bueno, y también obviamente quería agradecerle por blablablá blablablá blablablá (parloteo intrascendente para quedar como una dama)..
- Bueno, que te vaya bien entonces. Tengo entendido que tienes que presentar una carta formal (¿"Tengo entendido"? ¿No se supone que los jefes conocen bien el procedimiento?)
- Sí, ya la tengo lista...

El Segundo Acto duró con suerte diez minutos. Pero luego de la decepción y la confusión por la reacción del boss, me quedé con una agradable sensación de alivio.

TERCER ACTO: Cualquier día, en cualquier rincón del nuevo trabajo.

- ¿¿¿Paula???
- ¡Hola! ¿Cómo tai?
- Bien, y tú ¿Estás trabajando acá?
- Sipis, es mi primera semana
- ¡Qué buena! Nos vamos a estar viendo entonces, que te vaya bien...
El Tercer Acto se repite varias veces durante el día y durante la semana. Como en El Ateneo de Buenos Aires, fue como estar en casa.

CUARTO ACTO: Viernes en la noche, en un pub de Manuel Montt.

Mis ahora ex compañeros de trabajo habían planeado una despedida para todos los que habíamos renunciado o los que habían echado de la pega; que resultamos ser nueve o diez en los últimos dos o tres meses.

A las ocho éramos sólo dos, pasadas las nueve éramos unos diez... a las diez, éramos unos quince y ya pasada la medianoche perdí la cuenta. A vuelo de pájaro, calculo que éramos unas veinticinco a treinta personas; deben haber estado ausentes sólo los que estaban de vacaciones y los jefes, obviamente.

Hubo flores para las chicas y encendedores para los chicos; montones de buenos deseos, fotos, abrazos y sonrisas... el tipo de cosas que te hacen empezar a arrepentirte de haber renunciado. Pero ya está hecho, y a estas alturas lo único que puedo desear es, primero, que me vaya bien en la nueva pega; segundo, que algún día, tal vez más adelante, vuelva a tener un trabajo tan entretenido como el que tenía (que dejó de serlo no por que yo quisiera, claro; de ahí la renuncia). Y tercero, que en la nueva pega o algún día, más adelante, vuelva estar entre gente tan entretenida y aperrada como mis ex compañeros.

febrero 01, 2008

Anecdotario de Viaje

A estas alturas, decir que Buenos Aires es una ciudad alucinante, que está todo pasando, que es tan grande, tan entretenida y blablablá, es un lugar común. Uno al que es inevitable sumarse, en todo caso... sí, vengo llegando de estar allá y quiero presumir un poco (je), pero más que eso en realidad la idea es contar lo personal de la experiencia, porque describir cómo es la ciudad sería precisamente caer en aquel lugar común.

Claro, es bastante lógico que Buenos Aires sea interesante: proporcionalmente hablando tiene, digamos, el triple o el cuádruple de posibilidades que Santiago de ser interesante. Hay más espacio donde poner parques, edificios con linda arquitectura, librerías, cines, teatros, cafés, tiendas, muchas tiendas y el triple o el cuádruple de gente con historias que contar (y eso sin hacer el un tanto prejuicioso comentario respecto a la tendencia de los argentinos de hacerlo todo en grande ¿No?).

Pero bueno, aplicando poder de síntesis, he aquí algunas anécdotas de viaje:

- Siéntase como en su casa (Locación: Exteriores, Avenida Santa Fe; domingo casi al mediodía): Básicamente, uno de los propósitos de este viaje a Buenos Aires era (además de conocer y descansar, por cierto) sacarme unas ganas que tenía pendientes desde hace unos cuatro años - que fue cuando viajé allá por primera vez - y que tenían que ver con conocer la famosa librería El Ateneo. La vez anterior sólo me pude acercar a una de las sucursales y estaba cerrada, así que en esta ocasión yo iba a por la sucursal principal.

Después de mucho caminar (algo que fue una constante del viaje, en todo caso) llegamos (mi mamá y yo) hasta la puerta de la librería. Parecía cerrado, pero mi madre tuvo a bien preguntar si efectivamente estaba cerrado. "Abrimos a las doce, señiora", que era en quince minutos. Nos dimos unas vueltas, volvimos, entré y me encontré con un recibidor no más grande que cualquier librería en Santiago. "¿Y sería?", pensé... pero no, la trampa estaba en que subiendo una escalera, la vista era otra cosa: un teatro antiguo, circular, con los tres niveles de palcos readecuados con estanterías y sillones; más un subterráneo ídem. Todos los libros, películas y música que quisieras estaban ahí, categorizados, ordenaditos alfabéticamente y listos para que te sumergieras en ellos. Ante mi cara de omaigosh, mi madre sabiamente me dijo: "Hija, vaya a ver las cosas que anda buscando, yo voy a estar en..." Zzzip! Yo ya había desaparecido.

Claramente no me quedaría a vivir allí, pero me sentí como en mi casa, si se entiende. La cajera me miraba con cara de "esta se volvió loca", cada vez que yo iba con un montón de libros, discos o películas a pedirle que me los guardara, porque obviamente no podía andar con todos ellos encima. Fue tanta mi abstracción, que cuando terminé, encontré a mi mamá con cara de preocupada conversando con una de las guardias de seguridad... le había preguntado si me había visto, porque pensó que me había perdido. Y sí, definitivamente me perdí por un rato, pero fue increíble.

- Las chicas sólo quieren divertirse (Locación: interiores, peluquería D'Antoine, Paseo Florida; martes en la mañana): como buenas chicas que somos mi madre y yo (y por más que yo sea más bien relajada en cuanto al cuidado personal), nos gusta hacernos cariñitos de vez en cuando y ponernos lindas. Así que partimos a que le tinturaran el pelo, a ella, y a que me sacaran la mugre de la cara, a mí. Al entrar nos recibió una tríada de estilistas... Fede, Diego y Facu, supongamos, todos divinos ellos, y les pregunté en qué consistía algo que anunciaban como "pulido de piel": "Mirá, es un tratamiento en base a colágeno ¿Viste? Primero te limpiamos y exfoliamos, te sacamos todas las impurezas, y luego te aplicamos este producto, que te deja la piel maravishosa". El de la explicación era uno de polerita apretada, peliparado y engelado, con los ojos bien delineados (arriba y abajo) y unas pestañas que ya se las querría Penélope Cruz; que mientras hablaba, me miraba con una cara entre desprecio y asco, como diciendo "Ay ¡Valor! Esta pobre nena es un desastre, mirá lo que es esa piel, qué trabajo que me va a dar". Pero como no estaba dentro de mi presupuesto, opté por una limpieza más simple, que el chico de la explicación se negó a hacer, porque "sho sólo hago de ochenta (pesos) para arriba".

Allá él con sus ojos delineados, pensé, así que finalmente me atendió Martha: "¿Sos descendiente de árabe vos?", "Eeeh, nop", "Ah mirá, tenés el tipo", ("Capaz que sí, majitu quiridi"). Bien amorosa ella, luego de aplicarme menjunges varios y de la correspondiente conversación sobre Menem y la Bolocco me dijo: "Ahora sí mamiruchi, mirá cómo se descongestionó esta carita, sha está, mirá como brisha". Y brillaba, por cierto.

Así que le agradecí a Martha por regalonearme en argentino y por un dato de besheza que me dio... tomen nota nenas: no se laven la cara sólo con agua y jabón, porque el agua tiene demasiados químicos y el jabón es puros químicos, básicamente. Después de que se la laven, terminen de limpiarla con una leche o una loción, para que no les queden esos químicos en la cara, sino que los otros más amables del producto en cuestión. Ahora... todas al unísono... "Graaacias Marthaaa".

- ¿Farmacity?... ¡Sin City! (Locación: exteriores. Todos los días, en varias partes de Buenos Aires): Tengo que reconocer cierta debilidad por algunas tiendas, como las librerías, las disquerías y las de películas, pero además las de accesorios y las farmacias que "le llevan" perfumería y cuidado personal, drugstore que le llaman. Respecto a estas últimas en particular, en Buenos Aires (y en toda Argentina, supongo) hay una cadena llamada Farmacity que es como si Salcobrand, Cruz Verde y Ahumada se hubieran fusionado en una sola, con la consecuente proliferación de locales. Te topas con una cada dos o tres cuadras y fueron al menos para mí, una tentación irresistible: primero fue la excusa de los encargos, después la de los regalitos, después la de las cosas para nosotras mismas y después "por si acaso se nos ha olvidado algo". Cada vez que pasábamos por fuera de una, terminábamos entrando y comprando algo... la ciudad del pecado, sin duda; aunque como estoy trabajando en no ser una persona culposa, la verdad es que no me importó mucho, y lo disfruté demasiado.

- Babel (Locación: exteriores, interiores... en todas partes): Salvo en el hotel y en las tiendas, uno a ratos echaba de menos el acento argentino. Porque en realidad lo que más pululaba por las calles eran turistas: alemanes, italianos, franceses, holandeses, gringos por cierto, brasileños a montones y muchos, pero es que muchos orientales. En el hotel de hecho, nos topamos con unos húngaros, a los que mi vieja no pudo resistirse a preguntarles de dónde eran, después de vanos intentos míos por descifrar su idioma (una mezcla según yo, de alemán y francés). Finalmente nos terminamos entendiendo en inglés, y nos contaron que habían estado saltando de Chile a Argentina intermitentemente, así que hasta les di consejos respecto al tráfico y lugares que tenían que conocer. Fue como estar en una reunión de Naciones Unidas, pero al aire libre.

- ¡Por favor un supermercado! (Locación: interiores, estación de trenes de Retiro): Yo no sé cómo se las arreglan los bonaerenses para la compra mensual de mercadería, porque lo que más tienen son almacenes pequeños. Para encontrar un supermercado grande tienes que peregrinar cuadras y cuadras, preferentemente en bus o en nuestro caso, en tren... así tal cual, tuvimos que tomar algo así como nuestro Metrotren y bajarnos a una distancia como la que hay de Estación Central a Buin para encontrar un supermercado como aquellos a los que uno está acostumbrado.

Porque además está el tema de que la ciudad es tan grande, que son pocos los que la conocen bien y te pueden dar indicaciones como la gente. Hay personas que viven en Buenos Aires, pero no conocen el centro, se mueven sólo dentro de sus barrios. Y ahí es cuando yo al menos, le encontré el gustito a vivir en Santiago: no es tan difícil conocerlo bien y tienes las cosas considerablemente más a mano... el problema ahora es que ya no es tan simple trasladarse de un punto a otro. Pero eso es harina de otro costal, y cada uno sabe a quién quiere echarle la culpa por eso.

De todas formas, Buenos Aires es entretenidísimo y falta tiempo para conocer la enorme cantidad de sitios turísticos que tiene. Así que ahí es cuando es uno el que tiene que decidir qué es lo que le interesa conocer: si la Buenos Aires de las postales, aquella de Caminito y Gardel y el Obelisco y blablablá; o la "temática", porque tiene para todos los gustos... eso sí, tengo un solo reclamo: ¡¡¡No pueden tener un Museo del Cine y que esté cerrado por remodelaciones justo cuando voy yo!!!