marzo 25, 2008

Tomando notas

Honestamente, me costó reunir las ganas y sobre todo, encontrar el tiempo para escribir este posteo. El proceso de adaptación al nuevo trabajo ha sido mucho más rudo y existencial de lo que yo pensaba.

Pero se acerca una fecha que inevitablemente me llama a sacar cuentas: un nuevo cumpleaños, que si le creemos a los astrólogos (y yo tiendo a hacerlo) es el verdadero inicio de año para uno, y que está precedido de varias sacudidas vivenciales - o de una sola, pero grandototota.

Si miro para atrás, la forma más precisa que encuentro para resumir el último año es una laaarga clase de sobrevivencia, con una enooorme cantidad de pruebas; grandes y pequeñas, importantes y olvidables, golpeadoras o inocuas. De partida, si comparo este marzo con el del año pasado, pasé de un trabajo casi ideal a uno común y corriente; hubo cambios en la familia, hay más nombres en la agenda de mi celular, tengo un diplomado más a cuestas y un número importante de dudas resueltas.

Y como siempre me he preciado de ser matea, obviamente he tomado buenas notas de todo ello. Así que si me preguntan, esto es lo que he aprendido:

- La primera y la más grande de todas las lecciones de los últimos doce meses es que la implacable no es la muerte, sino la vida. Porque cuando pierdes a alguien, aunque tú creas que hasta ahí no más llegaste, te encuentras despertando al día siguiente, tal y como estabas el día anterior, teniendo que (y queriendo) seguir andando... y es increíblemente bueno que así sea.

Laboralmente hablando:
- Cuando las buenas rachas terminan, hay que saber conformarse, y sobre todo, saber adaptarse, ya sea si el cambio fue decisión tuya o no.
- Si el cambio fue (en parte) decisión tuya, tienes que asumir las consecuencias al cien por ciento, porque finalmente puede resultar que salgas perdiendo más que ganando... y si es así, bueh... es lo que hay no más.
- Definitivamente el trabajo no necesariamente es lo que más te gusta hacer en la vida; y tus compañeros de trabajo no son necesariamente tus amigos, por más que tu andes con tus mejores intenciones de aprender y socializar. Finalmente llega un punto en el que tienes que aceptar que te encontraste (de nuevo) con una pega que es simplemente eso, y no lo que le da sentido a tu carrera; y que no tienes por qué esforzarte por hacer buenas migas si no hay feedback.
- Cuando te encuentras en una situación como esa, definitivamente tienes que buscarte otra cosa que te "llene"... lo que sea, desde meditación budista, hasta comprarte una ballesta y practicar tu puntería en el patio de tu casa.

Familiarmente
- Hay que tener cuidado con eso de creerse el autista, el diferente o el autosuficiente de la familia; porque resulta que a la primera de cambio, el familión se va de vacaciones a Buenos Aires y tú te quedas solo, llorando cual nene que no encuentra a su mami... y no es entretenido...
- No hay nada mejor que los sobrinos (o al menos hasta que les da la pataleta): te quieren simplemente porque sí, te lo demuestran cada vez que pueden y son felices con unos pocos minutos de atención de vez en cuando. Y lo mejor de todo: no son tu resposabilidad directa, jejeje.
Relacional-afectiva-amorosamente
- Tengo un orgullo más grande de lo que pensaba, que cuando sale herido, me hace mandarme unas metidas de pata de aquéllas... y lo peor de todo es que me demoro un kilo en darme cuenta de que la embarré, y otro kilo más en juntar el valor para reconocerlo. (Soundtrack: "I'm sorry, so sorry, please accept my apollogies...")
- Siguiendo con los "definitivamente"... no me gusta estar sola (entiéndase sin pareja), aunque lo he estado la mayor parte de mi vida. Intenté acostumbrarme y abrazar la bandera de la libertad, pero las pinzas, siempre me ando imaginando cómo sería ver esa película, bailar esa canción, ir a esa ciudad nueva junto a "él", el elegido, the only one, etc.
- Más "definitivamente"... tengo que dejar de creer en el Viejito Pascuero y comenzar a convencerme de la máxima que indica que si un tipo está interesado, necesariamente va a hacer algo al respecto. Porque en el último año tuve varias relaciones, pero todas ocurrieron sólo en mi mente, si se entiende...
- Aunque me atrae la idea de picotear por aquí y por allá de vez en cuando, mi naturaleza tiende más bien a buscar un "proyecto a largo plazo", que le llaman. Y los candidatos para ese tipo de proyecto andan escaseando... pero eso no es novedad, de hecho, es de lo que nos quejamos muchas mujeres.
- Y sí, mi naturaleza también es tradicional cuando de "abordaje" se trata... soy de las que prefiere ser buscada a salir a buscar (y luego nos quejamos del machismo ¿No?). Las únicas veces que he intentado dármelas de cazadora por la vida, los resultados han sido desalentadores...

Ahí terminan mis notas por ahora, aunque con lo acontecida que ha estado mi existencia últimamente, puede que no sean las últimas que tome antes de sumar una vela a la torta... y a propósito de velas y tortas, los buenos deseos son siempre bienvenidos en vísperas de cumpleaños, así que ¡JUEGUE!

marzo 07, 2008

Lecciones de urbanidad

Este es uno de esos posteos "pateadores de perra", y surgió a partir de una "situación" en el supermercado. Estaba yo esperando en la fila de la caja express, que debe su nombre a que la atención se supone que debe ser... Bingo! "Express", peeero... eso es así sólo si quienes están contigo en la fila también entienden el concepto.

Lo que no era el caso de la parejita que estaba delante mío: los muy perlas, probablemente producto de los efluvios de amor que corrían por sus venas (hay que ver cómo se pone uno en ese estado...), olvidaron que estaban en un supermercado en vez de en la verdulería de la esquina; y pasaron un choclo y un zapallo italiano así no más, sin acordarse de que esos productos en particular se pesan antes (en gramos y en plata). Resultado, un taco de sus buenos minutos, porque obviamente la cajera tuvo que llamar a la supervisora para que le diera los precios por unidad de las verduras de la discordia.

Ya, de repente estoy exagerando y siendo demasiado quisquillosa, pero... levanten la manito los que no sabían que en el supermercado las frutas y verduras se pesan antes de pasarlas por la caja... ¿Alguien? ¿Nadie? Tú no Esperanza, tienes cinco años... por favor perdonen a mi sobrina...

En fin, el punto es que después de eso me puse a pensar en todas aquellas situaciones en las que son necesarias pequeñas lecciones de educación cívica o urbana, para que la cosa fluya y no haya ninguna enojona como yo que pueda alterarse ante los inconvenientes.

Empezando por el supermercado: como lo habitual es que los pasillos no sean precisamente la Nueve de Julio (eeehhh, estuve en Buenos Aires hace poco, viste?), suele armarse taco. Y sería tanto más expedito y agradable para todos si aprendieramos aquella norma básica de circular por la derecha, en vez de quedarnos con el carro atravesado en medio, sin dejar pasar a nadie mientras decidimos si llevar sopa de pollo o de espárragos; o en vez de nosotros mismos atravesarnos delante de los carros (porque "el peatón siempre tiene la preferencia", y pobre de tí que me pases a llevar con el carro...).

Aunque definitivamente donde es fundamental la urbanidad es en el Metro. Gente, el "deje bajar antes de subir" no es un antojo de los guardias!!! Y ahí uno puede hacer una laaarga lista de otros casos incómodos: las personas que se quedan al lado de la puerta, pero que se van a bajar como veinte estaciones más allá; las que no mueven ni un dedo cuando les pides permiso para pasar, los que creen que porque el carro va lleno vale afirmarse de lo que sea, hasta de la ropa de los otros (hay algunos que incluso aprovechar para agarrarse de cinturas ajenas... pregúntame el nombre primero al menos, no?); o los que se te cargan en el cuello cuando tu vas sentado y ellos van a tus espaldas... en fin...

Creo que todo se resume en aquella pa-que-tan-usada frase que habla de que la libertad de uno termina donde comienza la del otro. Está bien, reconozco que yo no soy un ejemplo de urbanidad las 24 horas del día, pero mientras tanto, al menos estoy intentando superarme.

¿Usted también quiere patear la perra contra la poco urbanizada humanidad? Please, be my guest!!!

BONUS TRACK - "Windtalkers": otra de las situaciones de este tipo que detesto es la gente que se pone a reclamarle al viento, porque la queja no va contra alguien en particular, sino que contra el mundo en general, pero sí, como que están esperando despertar la solidaridad del "ciudadano de a pie" que tienen al lado. La otra vez en el metro, iba un grupo de pokemones haciendo desorden, y un señor con pinta de obrero de la contru (que suelen caerme bien, salvo por actitudes como esta...) empezó a declamar, genuinamente enojado: "Claro, cómo vamos a progresar con esta juventud, miren como andan vestidos...". Ya, todos tenemos derecho a enojarnos, pero no le veo el punto a verbalizar tu ira de esa manera; te desahogas, pero no solucionas nada... y resultas bastante molesto.